lunes, 11 de mayo de 2015

LA TRINIDAD

Jesús... "Les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos en todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo". Mateo 28:18-19
Una doctrina trascendental. El tema es, en efecto, sumamente importante y constituye uno de los fundamentos básicos de nuestra fe. Puede decirse que sin la Trinidad de Dios, resultaría incomprensible, por no decir imposible, cuanto las Escrituras nos enseñan acerca de nuestra salvación. Pero este no es un tema para especular, sino para adorar.
La doctrina de la Trinidad se halla claramente contenida en la Biblia. Es cierto que no aparece ni una sola vez la palabra "Trinidad" en los textos sagrados; pero la Trinidad Divina esta presente en las páginas de la Biblia. Las Sagradas Escrituras no demuestran la Trinidad: la muestran.
Esta doctrina ha sido enseñada y sostenida por la Iglesia cristiana desde los primeros tiempos, siendo normalmente expresada en la siguiente fórmula: Dios es uno en esencia, pero subsiste en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. O dicho de otra manera: Dios es único, pero existe eternamente con tres distinciones bajo la figura de personas.
Debe admitirse que la palabra «persona», en ese sentido trinitario, no esta enteramente libre de objeción, pero parece cosa entendida por los escritores ortodoxos que no hay una palabra mejor.
La objeción es que no puede aplicarse en su acepción común, esto es como se aplica a los seres humanos. Por ejemplo, persona, en el uso ordinario del término, significa un ser distinto e independiente; así es que una persona es un ser, y cien personas son cien seres. Pero en la Divinidad hay tres personas y UN SOLO SER.
Además, el vocablo «persona», para nosotros expresa solamente —por lo general— la idea de personalidad o individuo, pero la palabra griega para persona, significa simplemente apariencia, aspecto exterior visible de un ser humano, animal o cosa.
Es decir, no se trata del ser mismo, sino de la apariencia o aspecto exterior visible de ese ser. Dicho de otro modo: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son tres manifestaciones o revelaciones que Dios hace de Sí mismo al mundo y por medio de las cuales el mundo puede ver y conocer a Dios.
Es verdad que el hecho —lo tenemos que confesar— sobrepasa a nuestra comprensión, pues no se conoce nada comparable en el mundo de nuestra experiencia. Por eso es muy fácil caer en ideas confusas y errores. Pero el hecho de que la doctrina de la Trinidad este por encima de nuestra comprensión, no quiere significar que este en contra de nuestra razón.
Todas las ilustraciones para explicar racionalmente la Trinidad se prestan a establecer conceptos pobres e inadecuados. Sólo como ejemplo de la posibilidad de combinar las ideas de unidad y pluralidad, pensemos en el rayo de luz, único, que al atravesar el prisma de cristal se descompone en los siete colores del arco iris.



No hay comentarios:

Publicar un comentario