jueves, 14 de mayo de 2015

CUAL ES LA RESPUESTA A LA TENTACION

Hemos identificado dos vías centrales a través de las cuales nos llega la tentación. Una es mediante la persecución y la aflicción, la otra es a través de ser desviados por los deseos y la seducción. En cuanto a lo referente a la segunda categoría, la respuesta correcta no es otra que cerrar las puertas que nosotros pudiéramos haber abierto. ¿Qué es lo que tanto deseas? Tienes que entregárselo al Señor. Yo considero que entre los deseos que pueden crear problemas no sólo se encuentran los del hombre del pasado, los cuales no tienen cabida alguna en la vida de un Cristiano, sino también los deseos aceptables que no obstante, no han sido entregados en un 100% al Señor. Por ejemplo, cuando era soltero, tenía un INMENSO deseo de casarme. Poco tiempo después de ser creyente, a los 21 años, decidí esperar a que Dios me presentara a mi esposa. Sin embargo, pensé que Él lo haría más o menos al mes siguiente. A medida que los meses pasaban, comencé a impacientarme. Yo quería que Dios me trajera una esposa de inmediato. Ése fuerte deseo fue de hecho uno de esos que Santiago describió como los que abren la puerta a la tentación. Y eso fue exactamente lo que a mí también me sucedió. Dada la extraordinaria fuerza de este deseo, caí en trampas muchas veces y sufrí mucho. Hasta que al final le dije a Dios: “Ya no me importa tener una esposa. Si Tú quieres que tenga una, perfecto; pero si no, voy a continuar amándote y sirviéndote de igual manera”. Tan pronto como hice eso, en cuanto entregué verdaderamente la situación al renunciar por completo a ella, adivinen qué sucedió: ¡Nunca más fui tentado con eso! Y luego de algunos años, Dios en verdad me trajo a mi esposa. Lo que quiero decir, hermano y hermana, es que si hay algo que tú desees con mucha fuerza (una esposa, un esposo, una carrera, etc.) tienes que entregárselo a Dios y decidir dentro de ti que aunque Dios no te conceda lo que deseas con tanta fuerza, esto no será gran cosa. De todas maneras, Él siempre sabe lo que es mejor.Continuarás amándole y sirviéndole, sin importar cómo resulten las cosas. Entregar un asunto a Dios y aceptar cualquier resultado que Él nos pueda traer, cierra las puertas a la tentación. ¡No puedes ser arrastrado por las pasiones, si no tienes pasiones! Resumiendo: incluso los deseos que básicamente se adaptan a la Palabra de Dios, pueden llevarnos a la tentación si nosotros no los entregamos COMPLETAMENTE a Dios.
Si la tentación ahora adquiere la forma de persecución y aflicción a causa de la Palabra, entonces la respuesta una vez más es resistir, a sabiendas de que Dios no está lejos. Él está contigo. Él jamás te abandonará ni te traicionará, dice Su Palabra (Hebreos 13:5). Como Pablo también nos dijo: “así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación.” (2 Corintios 1:7). Y 2 Pedro 2:9a nos dice:
2 Pedro 2:9a

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